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Casas
embrujadas
Una casa
embrujada es un elemento común
en relatos de horror y ficción
paranormal.
La estructura de una casa
embrujada puede ser cualquier
construcción desde un antiguo
castillo feudal europeo hasta
una pequeña casa en un suburbio
de construcción reciente. Sin
embargo, muchos autores y
directores de cine prefieren la
arquitectura de principios del
siglo XX o anterior,
particularmente mansiones
oscuras. La clave principal de
una casa las embrujadas, sin
embargo, es la presencia de uno
o más fantasmas, usualmente,
ocasionalmente debido a un
asesinato u otra muerte trágica
ocurrida en el lugar en el
pasado. |
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Se supone que la Casa de los Fantasmas de
Disneyland Resort París está habitada por 999
(hologramas). El baile espectral de la novia y sus
invitados es el punto culminante de un recorrido en el
que hay quien asegura haber asistido a sucesos de lo
más extraño, como la presencia de uno más -el
Espectro Número 1.000- no invitado precisamente a la
fiesta. En la Guía de casas embrujadas del mundo, el
italiano Francesco Dimitri, de 25 años, cita este
parque temático, junto con otros 20 lugares, en un
recorrido donde lo paranormal forma parte de la rutina
diaria.
Dimitri cuenta las historias que hay detrás de los
edificios embrujados e informa al lector sobre cómo
llegar o incluso reservar una visita guiada -pues los
fantasmas contribuyen a hacer caja: sus historias son un
recurso turístico de primera, y prácticamente todos
los sitios citados atraen a muchos visitantes ávidos de
curiosidades sobrenaturales-. Desde casos famosos, como
las apariciones de presidentes estadounidenses en la
Casa Blanca, los tripulantes fantasma del buque Queen
Mary -anclado en Long Beach (California)- o el espectro
de Ana Bolena en la Torre de Londres, hasta otros menos
conocidos, como el del viejo parroquiano que sigue
presentándose con regularidad en el restaurante
italiano Il Brunello, en Nueva York, pese a llevar
varios años muerto. Otro caso es el de la bruja blanca,
cuyo fantasma se aparece en la mansión de Rose Hall, en
Montego Bay (Jamaica). La tal bruja fue Annie Palmer,
una chica francesa que se desposó con el dueño de la
casa y la correspondiente plantación azucarera. Craso
error. La mujer resultó ser una experta en vudú que no
tardó en asesinar a su marido y hacerse con el control
de la finca. La leyenda dice que mató a otros dos
maridos y a un número desconocido de esclavos negros,
con los que se encaprichaba durante unos pocos días y
luego sacrificaba en sus ritos de vudú.
"Mi objetivo era contar las historias que hay
detrás de todos estos lugares fascinantes. No intento
hacer creer que los fantasmas existen. Lo importante es
aceptar que podrían existir", explica Dimitri
desde su casa de Roma.
Si la historia del Espectro Número 1.000 de Disneyland
le ha erizado ligeramente el vello, debe saber que el
autor califica el lugar con una nota bastante escueta
(dos fantasmitas de un máximo de cinco). Aun así, le
resulta interesante "que una casa falsa muy
embrujada se haya convertido en una verdadera casa un
poquillo embrujada". Entre los casos que merecen
cinco fantasmitas está el de la rectoría de Borley, un
pequeño pueblo de Essex (Inglaterra). Probablemente se
trate de la casa embrujada más famosa de todos los
tiempos debido a la gran cantidad de extraños sucesos
que allí ocurrieron. Aunque un misterioso incendio
acabó con la mansión en 1939, hoy puede visitarse la
iglesia de Borley, que se halla muy cerca de donde
estaba la casa y que parece ser el nuevo hogar de los
fantasmas locales.
Pero no todas las apariciones son iguales. Dimitri
diferencia entre los espectros residuales y los
poltergeist. Estos últimos merecen un capítulo aparte
en el libro, ya que son aquellos que interactúan con
las personas. Cabe decir que el trato no suele ser lo
que se dice cordial. Además de hablar (amenazas e
insultos), golpean a las personas o les arrojan
cualquier cosa (en ocasiones, hasta gatos), tiran de la
cadena, cambian objetos de sitio, desordenan la ropa
(tienen especial preferencia por la ropa de cama de
color blanco) y en general muestran un comportamiento
insensato. Dimitri, suponiendo que se trata de los
espíritus de personas desagradables y maleducadas, lo
resume con bastante claridad: "El que es imbécil
de vivo, es imbécil de muerto".
Uno de los casos poltergeist más insólitos ocurrió a
principios del siglo XIX cerca de la ciudad de Adams (Tennessee).
Según cuentan, la familia Bell sufrió durante una
década la presencia de un poltergeist que les agredía
y les castigaba con insufribles ataques de verborrea:
cantaba o repetía los sermones del pastor local. Eso
sí, siempre expresó su odio hacia el padre de familia,
John, al que supuestamente acabó asesinando al hacerle
ingerir un extraño líquido negro. Éste es el único
caso documentado en el que un ser sobrenatural podría
haber sido el responsable de la muerte de un ser humano.
Hoy es posible visitar una gruta -la casa fue demolida-
ubicada en la finca Bell y en la que, supuesta y
esporádicamente, el poltergeist se sigue manifestando.
Eso no impide que los propietarios (descendientes de los
Bell) organicen fiestas de halloween, previa reserva, u
ofrezcan paseos en canoa en el río cercano. Además se
puede visitar la reconstrucción de la casa original
(con grabaciones de sonidos fantasmales incluidos). Las
reservas se pueden hacer en www.bellwitchcave com. La
web merece aunque sólo sea una visita: no tiene
desperdicio
. Desde finales de los noventa, otro caso ha afectado al
cementerio de Greyfriars (Edimburgo). Concretamente, al
recinto conocido como El Mausoleo Negro, donde los
visitantes sufren extraños ataques al entrar: náuseas
repentinas, golpes, manos invisibles que les tapan la
boca o la sensación de que hay un animal peligroso
agazapado en la oscuridad. Lejos de ahuyentar al
personal, en la actualidad se organizan visitas guiadas
con una gran afluencia de público, y en las que muchas
veces sucede algo. Si decide acudir (reservas, en
www.blackhart.co.uk), tenga cuidado, ya que el
poltergeist suele atacar a aquellos que se separan del
grupo.
Aunque en el libro no se cita ningún caso español (el
autor apenas conoce España), Francesco Dimitri habla de
varios casos en su país -"las casas italianas
están embrujadas, pero no demasiado"-, como el
jardín botánico de Siena; el castillo de la Rotta,
cerca de Turín; el de Montebello, en Rimini, o el de
Bardi, cerca de Parma.
Dimitri también incluye consejos para ir a cazar
fantasmas, una actividad complicada en la que no se debe
olvidar ningún detalle por muy mundano que sea. Además
de grabadoras, cuadernos para apuntar, cámaras
fotográficas, el autor italiano nos recomienda que
llevemos... azúcar. ¿La razón? Muy sencilllo. Es
mejor que harina para que los espectros dejen marcadas
sus huellas porque hace ruido al pisarlo.
También hay consejos sobre los mejores momentos del
día para avistar fantasmas. En algunos casos, los
espíritus incluso tienen horarios, que, a pesar de no
obedecer a lógica alguna, respetan escrupulosamente: la
voz fantasmagórica de una niña resuena en la bodega
del castillo de Monte bello los años acabados en 0 o en
5, y en el castillo de la Rotta toca procesión de
frailes fantasma las noches del 12 al 13 de junio.
Por último, un breve diccionario descubre al lector
términos exóticos como Popobabawa, un mito difundido
en la isla africana de Zanzíbar. Se trata de una
criatura con cuerpo de enano y alas de murciélago que
viola a los hombres por las noches, especialmente a los
más incrédulos. Ya que la última oleada de ataques
data de los años noventa, conviene hacer caso a
Dimitri. "Si viajáis a Zanzíbar, estad
atentos".
- Guía de las casas más embrujadas del mundo
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