Caza fantasmas
No es fácil buscar fantasmas, y menos cuando los espectros se esconden en la oscuridad de un pozo o en la memoria de unos aterrados y silenciosos mineros. fácil, pero hay que intentarlo y para eso están en Mieres los tres integrantes del equipo del programa Cuarto milenio, dirigido por �?ker Jiménez.
Luis �?lvarez, Raúl Vaquero y José Alberto Gómez son los tres reporteros que desde el pasado jueves buscan, preguntan e indagan sobre un caso de aparición fantasmal que tuvo lugar en el pozo Santa Bárbara -conocido como La Rebaldana-, a cientos de metros bajo tierra. El suceso ocurrió en junio de 1988 y fue recogido en las páginas de LA NUEVA ESPAÑA por el periodista Amadeo Gancedo.
No sabemos si lo que pasó en Turón en 1988 es cierto, pero lo que sí es verdad es que el relevo de trabajadores que vio aparecerse en la galería a un hombre vestido con ropa de calle, que incluso les habló para advertirles de que algo iba a pasar, salió despavorido del pozo y que el siguiente relevo minero no entró a trabajar por miedo a lo que se podían encontrar abajo», explica �?lvarez. La realidad y la imaginación se mezclan en la leyenda fantasmal de Turón: «Hay un detalle que nadie relacionó hace veinte años, pero una semana después de la aparición del fantasma hubo una muerte en Santa Bárbara; no fue en el interior de la mina, sino en una tolva. Un ingeniero del pozo fue tragado por el carbón cuando subió a desatrancarla», apunta el reportero de Cuarto milenio.
El objetivo y razón de ser del reportaje que prepara el equipo de la cadena Cuatro y que se emitirá «posiblemente dentro de dos domingos» son los historiadores, filólogos y sociólogos conocedores de la idiosincrasia minera, pero sobre todo los testigos directos de la aparición, aunque de estos últimos no tienen testimonio porque, como explica �?lvarez, «es difícil que los mineros quieran hablar de un tema que les da miedo». «La relación de los mineros con la mina es muy especial, muy personal, algo muy suyo de lo que no quieren alardear», explica el reportero, que añade que «los mineros acaban interiorizando que allá abajo, a cientos de metros bajo tierra, les puede pasar cualquier cosa, que la muerte es algo cercano e imposible de atajar, y eso les hace especiales..
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